Ella era su musa.
Para todos en la ciudad, Abel Adams era el engendro del diablo, un niño que nunca debería haber nacido. Un monstruo.
Para Evie Hart, de doce años, él era solo un niño con cabello dorado, camisetas suaves y una cámara. Un chico al que le encantaba sacarle una foto y darle bombones antes de cenar. Un chico que la hacía sentir especial.
A pesar de las advertencias de su familia, lo amó en secreto durante seis años. Se encontraron en aulas vacías y se besaron en los oscuros armarios de la iglesia. Hasta que no pudieron.
Hasta que llegó el momento de elegir entre el amor y la familia, y Evie eligió a Abel. Porque su amor valió el riesgo. Su amor era materia de leyenda.
Pero lo que pasa con las leyendas es que son cuentos de advertencia. Están hechas de elecciones y errores. Y para Abel y Evie, el artista y la musa, esos errores vienen en forma de luces, cámara, sexo.
NOTA: Esto NO es un romance paranormal o de sacerdotes.
Hay pocos libros que te hacen sentir demasiado lo que les pasa a los personajes, este es uno de ellos.
Mientras el amor prevalece y crece, el odio también lo hace, y esto se ve reflejado en la relación inicial de Evie y Abel, desde el momento en que se conocieron de niños hasta la adultez.
Evie y Abel se conocieron de niños, o más bien de preadolescentes, cuando Abel se muda al típico pueblo donde todos se conocen y esta vez no fue la ocasión, puesto que todos los ciudadanos conocían a Abel incluso antes de que naciera. Esto no detuvo que se referían a un niño como un monstruo y decidirían hacerle sentir como si fuera la peste misma.
Esto no detuvo a Evie de sentir curiosidad por él, sin creer ninguna palabra de lo que decía su madre ni el resto del pueblo. Por lo que comienzan a juntarse a escondidas en su casa del árbol y lo que empezó como una amistad terminó siendo un enamoramiento que cada vez crecía más.
―Me miras mucho.Permanece en silencio durante unos segundos antes de susurrar:― ¿Quieres que pare?― No ― le digo, sinceramente.Me lanza una media sonrisa.― Entonces no lo haré.
Debo admitir que esperaba algo más mientras leía, como un salto del tiempo o algo así, pero no sucedía, sino que narraba todo lo que pasaba esos seis años en el pueblo las dos primeras partes (está dividido en 3) y el último es luego de que Evie elige a Abel por sobre su familia. Fue algo muy bonito de leer, estar perdida en esas páginas mientras estos dos personajes crecían y descubrían aspectos de ellos como la sexualidad y rasgos de personalidad que se fueron reforzando conforme pasaban los años.
Juro que odie mucho a esa gente debido a razones irracionales trataban de ese modo tan cruel a un niño que siempre fue amable y nunca hizo algo malo.
No voy a negar que el libro me quitó algunas lágrimas, porque en algunos momentos la lectura se volvía reflexiva en cuanto a Abel y el odio que le tenían la gente. No duden que no ama a Evie porque si lo hizo, pero el odio comenzaba a crecer cada vez más por esos comentarios crueles y tratos injustos que hizo el pueblo contra él. Y a esto quiere llegar el libro a mi parecer; por mucho que hagamos oídos sordos a tratos despectivos nos afecta mucho de todas formas, además hay que tener cuidado con lo decimos de los demás sin ser prejuiciosos, porque no sabemos cómo le afecta al otro.
No creo que le haga mucha justicia mi reseña, porque todo depende de la perspectiva del lector y sus propias reflexiones con esta lectura. Así que lxs invito a aventurarse a leer Gods & Monster ya que no se van a arrepentir. Se van a perder mucho si no lo hacen, ah, y advierto que la lectura es +18 por algunas escenas explícitas y no solo por eso, tiene que ver más con la madurez con que lo lean.
Parece un dios con un millón de monstruos atrapados en su interior. O quizás siempre ha sido un monstruo que parece un dios. Porque sólo los monstruos aman así, locamente, con locura.
Y bueno, como decía en la sinopsis la advertencia esto no es libro sobrenatural o de sacerdotes sino que se concentra más en Evie y Abel, y en su relación de años.
Cuando dos personas se enamoran, los otros siete mil millones no importan. No es el mundo lo que los destroza, son ellos. Solo ellos tienen el poder.
0 Comentarios